Hablando de fútbol en lo de un catarí: Messi, Maradona y el “hit” de la hinchada argentina

Experiencia de “La Voz” en una casa de la ciudad de Doha, que se dispone a recibir a extranjeros para dialogar sobre fútbol.

Deportes 12/12/2022

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En Qatar se extienden los relatos de argentinos que fueron recibidos por cataríes en sus hogares. Un hecho que para los ciudadanos locales tiene como objetivo ser una muestra de hospitalidad futbolera y mundialista.
 
El “sistema” es más o menos así. Un argentino conoce a un catarí en alguno de los paseos clásicos de Doha, como el mercado Souq Waqif, la peatonal Msheireb, la playa de Katara, etcétera.
 
El catarí queda fascinado con la muestra de pasión del argentino y quiere saber más sobre esa mística. Y lo invita a su casa. Cruzan números de teléfono y surge una “amistad”. Y las invitaciones se reiteran.
 
Y más a esta altura del Mundial, la última semana. Es que por Doha se ven a los que andan vestidos de celeste y blanco y marroquíes. Y poco más. Los hinchas de Francia y de Croacia son escasos. El ritmo de la vida, en comparación a hace 15 días, es bastante más bajo en este país.
 
En ese contexto, La Voz recibió una de esas invitaciones. El dueño de casa se llama Khalid, un empresario que vive muy cerca del estadio Khalifa y del shopping Villaggio. Su casa, inmensa para los estándares argentinos, no está en un barrio cerrado. Está en una zona urbana tradicional de la ciudad.
 
Con él viven 22 personas y todos son parte de su familia. En el sector delantero de su casa, dispuso de una carpa típica para recibir a invitados extranjeros: desde periodistas hasta hinchas. Si alguien pasa por el frente de la casa y pregunta qué hay, se lo invita a pasar. Así de simple.
 
Además, Khalid tiene una suerte de carpa gigante con una pantalla de TV (igual de gigante) y decenas de asientos como para que las personas que él recibe puedan ver los partidos del Mundial. Muy cerca de ahí, dispone de un sala cerrada con dos mesas en las que entran unas 50 personas para el momento de comer.
 
 
Las interacciones en esos espacios son muy futboleras. Los temas políticos son dejados de lado. Hay una intención de los cataríes de no hablar de esos asuntos asumiendo y aceptando las distancias culturales que existen entre el mundo de Occidente y el de Medio Oriente. Por lo que todo termina en lo de siempre: diciendo muchas veces la palabra “Messi” o la palabra “Maradona”.
 
Se da también el pedido insistente de que les enseñen a cantar la canción más entonada por argentinas y argentinos en Qatar, la que dice “Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar, quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial”.
 
La recepción no se plantea en el sentido de que los invitados sean servidos o tratados como reyes. Hay una mesa y las personas se sirven. En nuestra visita, eran todos hombres. En otras ocasiones, relataron los asistentes, había mujeres también.
 
La comida es abundante. La “entrada” cuenta con unos 20 platos diferentes. Es posible comer un puñadito de mix de cereales, pasando por albóndigas de verduras, hasta snacks picantes, fideos dulces con huevo revuelto o una barra de chocolate. A todo lo acompañan con variedades de té. O café. O agua. No hay jugo. Y, por supuesto, no hay alcohol.
 
La cena es carne de cordero y carne de pollo con arroz de todos los colores. Es igual de abundante. Los panes son de lo más delicioso que puede encontrarse en Doha. Las risas y las bromas entre personas de todas las nacionalidades le dan, en algún punto, cierta familiaridad con las reuniones típicas argentinas.
 
La Voz se sentó al lado de una persona nacida en Sudán, que tenía una remera de Real Madrid. Más cerca había un señor de Marruecos que no se cansaba de decir que la final del Mundial sería entre Argentina y Marruecos. Y así, todo el tiempo hablando de fútbol.
 
Luego de la cena, es más momento de charla, de té, de comidas dulces. Y de Messi y de Maradona y de Argentina. Otra muestra evidente y contundente de que en Qatar las argentinas y los argentinos se siguen sintiendo locales.
 

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