Pelé marcó un camino y ya era leyenda antes de su muerte

Edson Arantes do Nascimento, uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, murió a los 82 años. Su desaparición física conmovió al mundo, que ya extraña su magia.

Deportes 30/12/2022

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Una simple frase puede resumir, de manera contundente y a la perfección, la dimensión alcanzada por Pelé: “O’Rei " ya era leyenda muchos años antes de su muerte. También puede asegurarse, sin la mínima duda o polémica, que fue el primer futbolista universalmente conocido e idolatrado.
 
Con su aparición, ocurrida el 7 de septiembre de 1956 con la camiseta número “10″ del Santos, Edson Arantes do Nascimento pulverizó de entrada nomás, a cualquier comparación. En el ámbito del fútbol, y durante casi todo su reinado de algo más de dos décadas, era difícil escuchar siquiera una insinuación de paralelismo entre él y alguna otra figura. Sencillamente porque el brasileño estaba uno, dos y hasta tres escalones sobre los mejores de su época. No tuvo rivales, era el rey del fútbol.
 
Puede decirse que hasta 1977, cuando a los 36 años decidió archivar su magia en el Cosmos de Nueva York, quienes más se le acercaron para robarle “15 minutos de fama” fueron el argentino Alfredo Di Stéfano, el portugués Eusebio y el holandés Johan Cruyff, tres megaestrellas que ocasionalmente pudieron mostrarse cuando el brillo de Pelé no relució en su máxima potencia.
 
 
Recién después de la aparición de Diego Maradona y su consagración en México ‘86, a algún atrevido se le ocurrió la “blasfemia” de la comparación. Claro, ya habían transcurrido nueve años del retiro del morocho del Santos y Diego estaba en la cresta de la ola tras coronarse en el mismo estadio donde aquel había alzado su tercera Copa del Mundo. A partir de entonces, la polémica se instaló en dos bandos: de un lado quienes decían que el de Villa Fiorito lo hizo abdicar, del otro quienes aún le reconocían su reinado. Después, como para que la discusión no sea tan reducida y de antaño, llegó Lionel Messi, otro aspirante a la corona.
 
Pelé era sinónimo de calidad. En Brasil y en cualquier lugar del planeta. Cada vez que un futbolista levantaba alas, enseguida llegaba la asociación.
 
Por eso aparecieron el Pelé Español (Amancio), el Pelé Blanco (Zico), el Pelé Peruano (Teófilo Cubillas) o el ghanés Abedi Pelé. Y Córdoba también se trepó a la modalidad en 1964, con la aparición de Carlos Lobera, un fantástico jugador de Instituto al que la porteña revista Sport bautizó como “la Perla Blanca”, en honor a “la Perla Negra”, otro de los apodos con que se conoció a Pelé.
 
VISITA REAL A CÓRDOBA
 
Largamente conocido es que “el Rey” se presentó dos veces en la capital mediterránea en partidos ante Talleres. El 8 de marzo de 1964, Pelé estuvo en barrio Jardín encabezando un ajustado triunfo por 2 a 1 y volvió a deleitar a los cordobeses el 18 de enero de 1970, con otro triunfo, esta vez por 2-0. Curiosamente, en el primero de esos partidos, la mayor ovación no se la llevó él sino Roberto “la Chancha” Cortez, quien se dio el lujo de meterle un caño y dejarlo desairado en una celebrada acción.
 
 
“Fue en una jugada en la que disputamos una pelota y yo se la robé. ‘El Negro’ quedó calentito y se me vino al humo”, recordó años más tarde Cortez. “La verdad es que yo sólo vi alguien que se acercaba, no sabía que era él, y le tiré la pelota entre las piernas. Por el impulso que traía, cuando se quiso frenar perdió el equilibrio y cayó de boca al piso. Yo seguí con la pelota, pero me asombré al escuchar un griterío bárbaro desde la tribuna, festejando como si hubiéramos marcado un gol. Me di vuelta y observé a Pelé levantándose y sacudiéndose la tierra de la camiseta”, contó el ex volante central, quien fue el único con el honor de enfrentarlo en ambas ocasiones.
 
Al margen de esas dos visitas, hubo otras dos no tan publicitadas. En 1978, en ocasión del Mundial celebrado en nuestro país, se llegó al Chateau en su rol de comentarista de la televisión mexicana. Su presencia, de impecable traje a rayas, causó un revuelo en el sector de prensa, donde las cámaras apuntaron repetidamente. Eso sí, no le dio mucha suerte al seleccionado azteca: ese día el Tri perdió 6-0 con Alemania.
 
Pero la primera excursión de Pelé por Córdoba no se habría anunciado nunca en los diarios. Cuenta el mito (¿o la realidad?) que ocurrió en Deán Funes, durante una parada de ensamble de trenes, tras una presentación del Santos en Chile. La formación procedía de Mendoza y se dirigía al norte del país. El historiador lugareño Lincoln Urquiza asegura haber visto a Pelé, Gilmar, Zito, Cutinho, Dorval y otros entrenar en un potrero denominado “la canchita de los Manrique”. La improvisada práctica habría durado unos 15 minutos, ante un puñado de curiosos que no daban crédito a sus ojos.
 
Ayer, las frías crónicas necrológicas dirán que Edson Arantes do Nascimento cerró sus ojos por última vez a los 82 años. Pelé, en cambio, se sabe que es inmortal.
 

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