La investigación que recae sobre el hombre que se hacía pasar por personal de la Fuerza Policial Antinarcótico en la ciudad de Deán Funes y que está acusado de cometer una estafa a gran escala, se encuentra cruda a pesar de las denuncias que recibió en su contra por parte de importantes autoridades vinculadas a la FPA. 

 

El hermetismo que hay entorno al trabajo que lleva adelante la policía de la Departamental Ischilín y la Justicia, no es normal en este tipo de casos y despierta ciertas sospechas en la sociedad. 

 

Los escasos datos que se desprenden extraoficialmente de la pesquisa, señalan que el joven hackers era un conocido de las fuerzas y no se descarta que en más de una oportunidad haya colaborado con ellas. 

 

Una fuente cercana al trabajo investigativo remarcó la importancia de la logística con la que se manejó para cometer los presuntos delitos, y vaticinó que es difícil que haya actuado solo. 

 

Un vehículo, drones, equipos con frecuencia policial y computadoras, son parte de los recursos con los que contó este sujeto para lograr hasta ahora su desconocido objetivo. 

 

El interrogante que desvela por estas horas a los investigadores es saber porque motivo habría pinchados los teléfonos celulares de autoridades gubernamentales, policiales, entre otras, si los delitos que se le achacan no tiene relación con esa acción. 

 

¿A quién le interesaba escuchar ilegalmente? ¿A las autoridades del municipio, de la Policía o la Cooperativa de Luz? ¿Se trató de un hobby producto de su inteligencia o de un encargue de alguien que ahora se encuentra en aprietos?