Con un multitudinario aplauso, cerró la marcha por Blas Correas en Córdoba

A las 19.07 Juan, el hermano del adolescente asesinado, leyó unas palabras en memoria de Blas y puso punto final a la movilización.

Sociedad 13/08/2020

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Con profundo dolor, familiares y amigos de Blas Correas, el adolescente de 17 años asesinado por policías el jueves pasado, marcharon en silencio desde Colón y General Paz hasta el Patio Olmos.
 
Con una bandera blanca con la insignia “Justicia por Blas”, las personas que se dieron cita al encuentro –con las medidas de protección por la pandemia- comenzaron a avanzar lentamente por las calles de la ciudad.
 
Además de justicia por Blas, otros carteles también recordaban otras víctimas de gatillo fácil en la provincia de Córdoba y exigían justicia también por ellos.
 

 

La movilización cubrió dos cuadras llena de personas. Soledad Laciar y Blas Correas, los padres del adolescente, se mantuvieron en silencio en todo momento.

A las 19.07 la marcha llegó al Patio Olmos y ante un emocionante aplauso en memoria del joven, su hermano Juan leyó unas palabras que escribió.

“¿Por qué se tiene que movilizar tanta gente para que esto no se olvide ni se repita? Cambiará esto en algún momento? ¿Habrá más Blasitos en la historia de Córdoba? ¿Sufrirá alguien más el dolor que estamos atravesando mi familia y yo? Espero que algún día estas preguntas sean resueltas por quienes deban responderlas, que esto no quede en un triste recuerdo, que tu asesinato, hermanito querido, sirva para que nadie más pase lo que estamos pasando”. (Sic).

 

Sobre el caso
 
El miércoles 5 de agosto a la noche, Blas y tres compañeros se juntaron a comer unas pizzas en un bar del Centro. Eran tres varones y una joven novia de uno de ellos. La idea era juntarse después en el domicilio de otro compañero durante la madrugada. Pero, antes, habían quedado en ir a buscar a un quinto amigo a su casa de Parque Horizonte, en la zona sur de la ciudad.
 
Tras comer las pizzas, los cuatro se subieron al Fiat Argo de uno de ellos y encararon hacia la zona sur. Buscaron al compañero y emprendieron el regreso al Centro, ya que allí se iba a hacer la juntada de los amigos.
 
Manejaba un joven de 18 años recién cumplidos y a su lado iba su novia. Atrás se sentaron los otros tres adolescentes de 17 años. Blas quedó en el medio.
 
Tras recorrer 500 metros por avenida Vélez Sársfield, el que iba al volante dobló mal en la rotonda de barrio Las Flores y volvió en sentido contrario a la avenida de Circunvalación. Cuando se percató del error, a la altura de la planta de Telefe Córdoba, giró de manera imprudente en "U". Esto provocó que dos motociclistas que iban por esa avenida en dirección al Centro los increparan, lo que originó un intercambio mutuo de insultos.
 
Pero nada pasó a mayores, hasta que otra vez en la rotonda de Las Flores la moto alcanzó al Argo y el que iba de acompañante en el rodado menor le asestó una patada a un espejo retrovisor del auto, que cayó al asfalto. El conductor del Argo frenó, la joven que iba sentada a su lado se bajó y recogió el espejo.
 
Cuando volvieron a arrancar, continuaron por Vélez Sársfield y, apenas pasaron por el puente de la Cruz Roja, divisaron un retén policial apostado en la misma avenida, a la altura del Pablo Pizzurno. Dos móviles cruzados sólo daban paso por un carril central en el que un policía les hizo señas de que frenaran.
 
Los jóvenes contarían luego a sus familias que ellos creyeron que los de la moto los habían denunciado por el altercado.
 
Los investigadores indican que en realidad era un control de rutina que suele estar apostado allí, aunque la primera versión policial insistió en que se había dispuesto un "cerrojo" para atrapar al Argo por una supuesta denuncia que no consta en ninguna parte.
 
Lo concreto es que, apenas el policía que les hacía señas se hizo a un lado, creyendo que los ocupantes del auto iban a frenar, el conductor aceleró para escapar de allí. ¿Miedo a una supuesta denuncia de los motociclistas? ¿O acaso temor por estar violando la cuarentena? Aún no está claro qué lo llevó a intentar evadir el control.
 
La secuencia que quedó registrada en las cámaras que ya están en poder de la fiscalía muestra, según las fuentes consultadas, que en ese momento los policías abrieron fuego contra el Argo. 
 
En cada uno de los móviles estacionados para reducir los carriles en ese control, había una dupla compuesta por una mujer y un varón. De acuerdo con los registros, sólo los varones fueron los que dispararon. El dato, que hasta ahora no se conocía, es revelador: no fue una persecución a los tiros, sino que dispararon policías de a pie al lado de sus móviles, siempre según se sospecha.
 
Asustado, el conductor del Argo aceleró aún más y dobló por la rotonda de Las Américas. En contramano logró cruzar Ambrosio Olmos y se insertó en calle Obispo Trejo. Antes de llegar a Brasil, los que iban atrás le gritaron que frenara, que se querían bajar.
 
Los dos jóvenes que iban en los extremos abrieron las puertas y le dijeron a Blas que también se bajara. "No puedo moverme, estoy herido", les dijo. Recién entonces, todos en el auto se dieron cuenta de que uno de los balazos que había traspasado la luneta lo había alcanzado a la altura del omóplato.
 
El que manejaba decidió actuar rápido y aceleró con las dos puertas de atrás abiertas y Blas sentado.
 
Los dos jóvenes que bajaron recién se enterarían de que Blas había muerto varios minutos después, cuando llegaron a pie al lugar donde se iban a juntar.
 
El conductor del Argo y su novia comenzaron a bajar a toda velocidad por Chacabuco, hasta que se detuvieron frente a la clínica Aconcagua. Allí frenó para pedir auxilio por Blas. Según su relato, no lo quisieron atender, algo que también se investigará a nivel judicial.
 
Volvió al auto e intentó arrancar en dirección al Hospital de Urgencias. Un móvil policial le cortó el paso en Chacabuco y Corrientes. Blas ya no respiraba. El reloj ya marcaba las 0.30 del jueves 6 de agosto.

 

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