El delicado presente que vive la Unión Cívica Radical en Quilino y Villa Quilino, se vio reflejado este domingo con la exigua participación de los afiliados en la interna del partido. 

 

Sin la motivación de sus principales dirigentes que atraviesan el desgaste natural de tantos años ejerciendo el poder, en el Circuito Quilino, que tiene un padrón de 700 afiliados, Convergencia obtuvo tan sólo 101 votos, mientras que en Villa Quilino consiguieron el apoyo de 71 adherentes de más de 200 empadronados. 

 

El agravante en esta coyuntura partidaria es que una de las referentes visibles de Convergencia Córdoba Radical es la diputada nacional Soledad Carrizo, una hija de esas tierras que junto a su equipo político fue difumiándose con el paso del tiempo y así lo demuestran los resultados de las últimas elecciones.

 

La última vez que el partido centenario festejó en Quilino fue en los comicios del año 2015, cuando apenas se impuso ante el Pro de Mabel Godoy por 300 votos, un estrecho margen y una derrota anticipada que se consumó en 2019 por más de 600 votos (48,3%).

 

Pero a ese triunfo con sabor a derrota, se suman las caídas de Cecilia Carrizo ese mismo año en su afán de ser Legisladora Departamental y la de Soledad en las Legislativas Nacionales del año 2017, donde perdió por unos 100 votos.  

 

Por ese entonces, la derrota de “La Sole” fue un escándalo político ya que su nombre se ubicaba en el segundo lugar de la Lista 3, un lugar de privilegio al que muy pocos accedieron en la historia del norte cordobés. 

 

Esas firmes manifestaciones sociales y sobre todo la de este domingo no son un llamado de atención para esa fracción de dirigentes raídos, sino que es más bien es una expresión de renovación, de cambio u oxigenación dirigencial que alguien de advertir.