A poco de reconocer a su hija, abusó de su nieta en Jesús María: fue condenado a 13 años de prisión

Este lunes se conocieron los fundamentos de la sentencia en contra de un hombre de 54 años, de Jesús María, que abusó sexualmente de una nieta durante casi un año. Reproches judiciales al rol del Estado.

Policiales 27/06/2022

151_a-poco-de-reconocer-a-su-hija-abus-de-su-nieta-en-jes-s-mar-a-ch.jpg

La Cámara 8ª del Crimen hizo públicos los fundamentos por los cuales resolvió condenar a 13 años de prisión a un abuelo, L.A.S (54), tras encontrarlo penalmente responsable de los delitos de abuso sexual simple, abuso sexual con acceso carnal, y promoción a la corrupción de menores en contra de una nieta que tenía entre 11 y 12 años en el momento de los hechos.
 
En sala unipersonal, el juez Juan Manuel Ugarte tomó en cuenta la solicitud del fiscal de Cámara Hugo Almirón y le impuso la pena máxima.
 
Ugarte interpretó que el relato de la víctima no tuvo fisuras en ninguna de las instancias, que los peritajes médicos y psicológicos confirmaron los daños y la certeza del relato, y que el victimario, por el contrario, incurrió en contradicciones en muchas oportunidades, al tiempo que negaba los hechos.
 
La labor del fiscal instructor Guillermo Monti fue determinante para poder demostrar en juicio que la niña no faltaba a la verdad.
 
UN ESTADO AUSENTE
 
Llama la atención en la resolución de Ugarte la dureza con la que se dirige al Ministerio de Educación de Córdoba y a la Senaf (Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia) a los que indica como potenciales autores de un delito e instruye al fiscal Monti para que investigue si procede imputación.
 
Y es que desde que la niña le reveló a su maestra los abusos proferidos por el abuelo hasta que finalmente una de sus tías decidió formular una denuncia penal, el protocolo de actuación para este tipo de casos tuvo severas falencias.
 
El informe sobre “posible vulneración de derechos” deambuló de oficina en oficina sin que nadie resolviera poner en resguardo a la menor que, dicho sea de paso, durante ese tiempo siguió siendo víctima de su abuelo. Entre la denuncia en la escuela y la denuncia policial, pasaron cuatro meses y medio.
 
“El Estado no la protegió adecuadamente. Reparemos en la fecha en que la víctima alertó a la maestra sobre lo que estaba sufriendo y que, como veremos, a pesar de ello no se actuó debidamente, y continuó padeciendo agresiones sexuales”, destacó el juez Ugarte en los fundamentos de la condena.
 
“No se indagó -añadió el magistrado- por parte de ninguna autoridad responsable sobre el decurso de la noticia de agresión; quedando esta tan solo en un mero papeleo administrativo, mientras la niña víctima continuaba siendo abusada sexualmente, nada menos que por su abuelo”.
 
Tan grave fue la inacción durante ese papeleo que el juez advirtió que la situación de “acceso carnal” de la víctima se podría haber evitado.
 
ILUSIÓN EFÍMERA
 
Pero detrás del inenarrable padecimiento que vivió esa niña se esconde la enorme desilusión de su madre. La mujer contó que durante 28 años tuvo sospechas de que quien decía ser su padre no lo era. Finalmente, su familia le reveló la verdad y fue en busca de su verdadero padre, quien accedió a realizarse el examen de ADN que terminó por ligarlos.
 
A partir de ahí, comenzó a frecuentarlo y permitir que él visite a su familia con la intención de crear un vínculo hasta ese momento ausente sin sospechar que esa gran ilusión trocaría en desilusión al poco tiempo. Y es que el hombre aprovechaba los escasos momentos en los que quedaba en guarda de la niña para abusar de ella con tocamientos por debajo y por encima de la ropa.
 
Y la niña se animó a revelarle sus padecimientos a su maestra de grado -tras una clase de educación sexual- y a una de sus tías. Esa tía socializó la información con otras hermanas y decidieron confrontar a la madre de la víctima y ponerla en situación.
 
La reacción, como era de esperar, fue la peor. La mujer no podía dar crédito al relato, pensó que se trataba de un invento de su hija y de una trampa de sus hermanas, celosas de que ella haya encontrado por fin a su verdadero padre. El tiempo puso todo en su lugar y la mujer no tuvo más remedio que romper amargamente su ilusión y creer en la veracidad de los sufrimientos de su hija.
 
 
 

Más de Policiales

Comentá esta nota