Fernández prometió un plan contra el hambre y pidió olvidar diferencias

Alberto Fernández eligió una escenografía de campo para lanzar su promesa del plan contra el hambre.

Política 08/10/2019

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El plan para terminar con el hambre es tal vez la iniciativa más ambiciosa del aspirante presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández, no sólo porque fija como prioridad luchar contra esa histórica problemática, sino porque contempla implícitamente otro paso, tal vez el mayor, en su camino para construir consensos que fortalezcan la gobernabilidad.
 
“Olvidemos las diferencias, lo que nos separa, y pensemos cuánto nos necesitan lo que la están pasando mal”, pidió al encabezar un acto en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, donde lo escucharon dirigentes políticos, sociales, sindicales, empresariales, de organismos de derechos humanos y de la Iglesia Católica.
 
Fernández planteó que la lucha contra la pobreza no resiste enfrentamientos partidarios ni ideológicos. “El único mensaje que quiero darles hoy es: olvidemos las diferencias y juntémonos a terminar con el hambre en la Argentina. No me importa de dónde vienen, lo que piensan, démonos cuenta de que no podemos vivir en paz con semejante flagelo”.
 
Pero sus palabras adquirieron mayor dimensión por la convocatoria, y el candidato se ocupó de poner en evidencia la mixtura. Destacó que entre los presentes estuvieron el cura villero José María “Pepe” Di Paola; el presidente de Cáritas Argentina, monseñor Carlos Tissera; el titular de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Juan Grabois, y el empresario Antonio Aracre, CEO de Syngenta, una de las mayores comercializadoras de semillas del mundo.
 
Fernández reveló que Aracre le manifestó su voluntad de “donar el uno por ciento de su producción” para colaborar en la lucha contra el hambre y resaltó que aquel compromiso lo motivó a impulsar la iniciativa que diseñó a partir de una conversación con el periodista Martín Caparrós.
 
El presidente de la Copal y vicepresidente segundo de la UIA, Daniel Funes de Rioja, ayer se mostró dispuesto a “hacer las donaciones de alimentos siempre y cuando la situación mejore”.
 
En la nómina de los asistentes, también se destacan los nombres del integrante de la conducción de la CGT, Héctor Daer, y de su hermano Rodolfo, jefe del gremio de la Alimentación; del Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel; de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y de los dirigentes sociales Emilio Pérsico y Juan Carlos Alderete.
 
Otra de las particularidades fue la presencia de Gustavo Béliz, quien estuvo a cargo del ministerio de Justicia durante la gestión de Alberto Fernández como Jefe de Gabinete. Fue la primera vez que se vio al dirigente porteño, que ahora se desempeña en el BID, participar de un acto de campaña del Frente de Todos.
 
El plan y algunos nombres permitieron rememorar un anuncio similar: al igual que en 2003, cuando Néstor Kirchner impulsó el Plan de Seguridad Alimentaria denominado “El hambre más urgente”, fue Daniel Arroyo el encargado de presentar los detalles de la iniciativa.
 
El dirigente bonaerense, quien suena como potencial ministro de Desarrollo Social, explicó que la hoja de ruta contempla la creación de un Consejo Federal que se reportará directamente al presidente; medidas para garantizar el acceso a la Canasta Básica, como la distribución de una tarjeta de alimentos, y fortalecer cadenas de producción y canales de comercialización. Dijo que todo ello demandará una “gran participación de provincias y de municipios”.
 
“El punto tal vez más importante es la infraestructura básica. No puede haber hambre en un país que produce alimentos. Esto es una gran convocatoria a la primera política de Estado del siglo 21 en la Argentina”, completó y aclaró: “No hay nada cerrado”.
 
Sin obviar el tono de su campaña, el aspirante presidencial de la oposición recurrió al término “reperfilar” y volvió a diferenciarse: “Lo primero que vamos a reperfilar son los precios de la canasta básica”.
 
Sobre Bienes Personales
 
El aspirante presidencial también habló sobre la necesidad de rever el Impuesto a los Bienes Personales. “Lo que digo es que los bienes personales no es un impuesto que debe pagar el ciudadano de clase media que tiene un auto y una casa. Ese no tiene que pagar Bienes Personales. Lo tienen que pagar las fortunas mayores en la Argentina, que no lo pagan”, planteó. 
 
Sin embargo, aclaró que esta mirada se enmarca en las discusiones que se dieron respecto a la posibilidad de que la Argentina avance con una reestructuración de deuda como hizo Uruguay, lo que demandaría posibles reformas para garantizar cierto nivel de superávit fiscal. 
 
“Esto fue dicho en el contexto que hizo Uruguay. Todo esto exige un estudio mayor”, insistió. 

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