Faltan 40 días para que Alberto Fernández asuma como presidente y entre los tantos frentes que deberá atender está el de tratar de contener la inflación que tocó el pico del 5,9% en septiembre.

 

Para esto, además de la necesidad de regenerar las variables macro, hay un gran obstáculo: un conjunto de precios clave de la economía está atrasado respecto de la variación del tipo de cambio y de la consecuente inflación. Fueron sujetados artificialmente durante el período eleccionario, algunos en el primer trimestre del año, y otros, en los días posteriores al resultado de las Paso.

 

Medidas como el congelamiento de los precios mayoristas de la energía, el diferimiento de los aumentos del gas, el freno a los valores en surtidor de los combustibles líquidos y la suspensión del IVA para algunos productos de la canasta básica están vigentes, pero con fecha de vencimiento.

 

En plena transición de mando, son temas que deberá resolver la administración de Mauricio Macri como parte de sus últimas medidas. Igualmente, se especula, deberían tener algún aval del equipo que Fernández decida nombrar para superar la crisis.

 

El nudo más inmediato es el de la nafta. El aumento del precio de los combustibles se comenzó a frenar en junio, cuando se dispuso posponer la aplicación plena de los componentes impositivos.

 

Después de las Paso (y de la nueva devaluación), la medida fue más drástica: un decreto de necesidad y urgencia fijó los precios por dos meses. “El 13 vence el decreto y el 14 de noviembre las estaciones ya estarían habilitadas para aumentar”, dijo Gabriel Bornoroni, presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos de Argentina (Cecha). El dirigente aclaró que, “por ahora, lo único cierto es que la norma no fue extendida”.

 

Por la suba del dólar, el atraso del precio del litro de súper es de entre el 17 y el 20 por ciento.

 

Versiones del sector energético indican que hay negociaciones de las petroleras con Gustavo Lopetegui (secretario de Energía) para habilitar, antes del 14, una suba del orden del cinco por ciento sobre el precio de venta. Así, podría comenzar un sendero de actualización que les permita llegar al 10 de diciembre con el precio lo más cercano al llamado export parity (paridad de exportación).

 

Es que se entiende que la estrategia de Fernández será, al menos en los primeros meses, ponerle una suerte de ancla a la inflación a partir de la nafta y del gasoil.

 

El otro tema en agenda es el de la suspensión del IVA a un grupo de productos de la canasta básica, medida que fue parte del paquete post-Paso. El decreto 567 dice que el 31 de diciembre es el último día de aplicación. Así, de no mediar cambios, volvería la tasa (en algunos casos del 10,5% y en la mayoría del 21%) a artículos elementales como pan, leche, aceites, pastas y arroz, entre otros.

 

“En los últimos 20 días venimos recibiendo listas actualizadas; hasta antes de las elecciones, con una inercia mayor a la habitual, ahora parece haberse calmado, pero todo es muy reciente”, dijo Víctor Palpacelli, representante de los supermercadistas cordobeses. Respecto de la restitución del IVA a fin de año, el dirigente entiende que “será muy difícil de resolver”.

 

En efecto, al igual que Vanesa Ruiz, gerenta del Centro de Almaceneros de Córdoba, Palpacelli dijo que los precios de esos productos aumentaron menos en agosto, pero después siguieron avanzando conforme a la inflación. “Fue un alivio, pero no más que un parche”, agregó.

 

En la transición y los días siguientes antes de fin de año también estará el tema de la energía. Las tarifas del mercado mayorista están congeladas hasta abril, pero las de distribución no. Epec ya subió en Córdoba y, ayer, María Eugenia Vidal autorizó subas en la Provincia de Buenos Aires que regirán desde enero.

 

En el caso del gas, el incremento previsto para octubre se postergó para enero próximo.