El retiro de Kun Agüero: su fútbol alegre fue la felicidad de una infinidad de hinchas
A los 33 puso fin a su carrera por una arritmia cardíaca; talento precoz en Independiente, se consagró con una trayectoria de 15 años en Europa; dejó huella en los seleccionados argentinos
Deportes
15/12/2021
“Desde siempre supe que había nacido para jugar al fútbol. Aun siendo muy chiquito… Para mí era sencillo: solo quería jugar donde pudiera, con quienes pudiera y contra quien fuera”.
Así comienza el prólogo que eligió para su libro “Sergio Kun Agüero. Mi historia”. Esa certeza que lo acompaña desde que empezó a patear una pelota en el barrio Los Eucaliptus de Quilmes tuvo una abrupta interrupción cuando a su luminosa carrera le quedaban los destellos de la recta final. La leve arritmia que había sufrido a los 15 años y no le impidió transformarse en un jugador de elite ahora se tornó en una amenaza que no conviene soslayar.
Al jugador que siempre entendió el fútbol con una sonrisa y las artes que adquirió en los potreros, el corazón le advirtió de un día para el otro que ya es suficiente, que disfrutó mucho e hizo felices a infinidad de hinchas, en la Argentina y en Europa. Seguramente es un consuelo vano, porque cuando un talento como el del Kun se llama a retiro tras una trayectoria tan generosa con el espectáculo, siempre quedará una primera sensación de tristeza y desolación. La ilusión por una función más porfiará contra todo. Contra la edad, la biología, los ciclos vitales o este imprevisto médico que pudo más que los defensores que lo veían venir con la pelota pegada al empeine derecho.
El debut en Independiente
A los 33 años llevaba más de la mitad de su vida en el fútbol de primera división, desde que, con 15 años, un mes y tres días, se convirtió en el debutante más joven del fútbol argentino. Oscar Ruggeri lo hizo ingresar por Emanuel Rivas en el segundo tiempo de una derrota ante San Lorenzo. No pasó mucho tiempo para que César Luis Menotti fuera el adelantado en comparar sus movimientos y manera de definir con Romario. Centro de gravedad bajo, piernas arqueadas y muslos robustos. Desnivelaba por gambeta, potencia y remate. Y también tuvo el olfato y la intuición del goleador, despierto para encontrar los espacios y desmarcarse. Un centro-delantero con un radio de acción que excedía al área porque tuvo capacidad y recursos para asociarse y participar en la construcción de las jugadas.
Entre las virtudes que trajo de la cuna estaba el ángel especial para conectar con hinchas y compañeros. Es un adolescente perpetuo para desdramatizar y ganarse la simpatía del interlocutor circunstancial y el afecto de quien lo trata con frecuencia. Desde esa desinhibición para romper cualquier desconfianza atravesó la introversión de Lionel Messi desde que coincidieron por primera en el seleccionado Sub 20. Su carisma barnizado de candidez lo hizo un personaje entrañable.
Rápidamente, Messi y Agüero forjaron una amistad que se consolidó a lo largo de una relación de 15 años. Ese vínculo tan afín y compinche los iba a reunir por primera vez este año en un equipo de club. Pero Barcelona se desprendió de Messi y el Kun no pasó de los 166 minutos en cinco partidos.
Este obligado paso al costado invita a poner en perspectiva una carrera de 15 años en Europa. En ese período se lo puede emparejar con Carlos Tevez como los futbolistas argentinos más trascendentes y valiosos, solo por detrás del reinado ininterrumpido de Messi, en una escala en la que también se acerca Javier Mascherano, con otras características futbolísticas.
Desde que salió a mediados de 2006 de Independiente en una transferencia récord (28.750.000 dólares) para el fútbol argentino, la carrera del Kun fue firme y consistente. Con 24 goles en 56 encuentros con la camiseta del Rojo, a los hinchas les quedó en la retina el marcado en una goleada a Racing, tras una serie de enganches que a punto estuvieron de romperle la cadera a Diego Crosa.
Al margen de esta efímera experiencia en Barcelona, su recorrido europeo se compone de cinco temporadas en el Atlético de Madrid y diez en Manchester City. Dos clubes que por entonces no tenían la envergadura y la proyección internacional que adquirieron en los últimos años.
Agüero se fue del Atlético de Madrid cinco meses antes de que llegara Diego Simeone, el entrenador que cambió la historia y la mentalidad de los colchoneros. Al Kun le tocó un Atlético que cargaba con un fatalismo derrotista, un club que cuatro años antes había recuperado con el ascenso su lugar en primera división. De ese túnel empezó a salir con las conquistas de la Copa UEFA –ahora Europa League- y Supercopa de Europa 2009/10, en un ataque que reunía a Agüero con Diego Forlán.
El gol que le dio a Manchester City una Premier League tras 44 años
El Atlético fue la plataforma para dar el salto la Premier League. Hoy es fácil observar a Manchester City como una de las potencias europeas, pero cuando llegó Agüero, a mediados de 2011 por 45 millones de euros, todavía era un proyecto en expansión con los petrodólares del fondo de Abu Dabi. Condenado a vivir a la sombra imponente de su vecino Manchester United, el City llevaba 44 años sin salir campeón. El título que cortó esa sequía estuvo directamente vinculado con Agüero, autor de un agónico gol ante Queen Park Rangers en la última fecha. La locura que se desató en el Etihad Stadium con la definición del Kun tenía su contracara en la perplejidad que en otra cancha invadía al United, segundo por diferencia de gol. Su primera temporada en el fútbol inglés dejaba números de impacto: 23 goles en 34 fechas.
Desde ese momento, el Kun se ganó el corazón de los hinchas citizens, hasta convertirse en un ídolo, intocable. Todo lo que siguió es historia grande, grabada en letras de molde: cinco Premier League, seis Copa de la Liga, una FA Cup, tres Supercopas de Inglaterra (Community Shield), 260 goles y 73 asistencias en 390 partidos oficiales, goleador histórico del City –batió el récord que durante 78 años había mantenido Eric Brook–, máximo anotador extranjero de la Premier –con 184 dejó atrás los 175 de Thierry Henry–, cuarto en la lista general, detrás de Alan Shearer (260), Wayne Rooney (208) y Andy Cole (187).
Le faltó la Champions League, la que estuvo muy cerca de alzar en su último partido en el City, cuando ingresó unos minutos en la final que ganó Chelsea.
Doble campeón mundial juvenil (2005 y 2007) y medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, es uno de los integrantes de la vieja guardia que rompió el estigma de los 28 años sin títulos en el seleccionado mayor en la última Copa América. Estuvo en los últimos tres mundiales y se despide como tercer goleador histórico, con 41 tantos en 101 cotejos.
Fue dirigido, entre otros técnicos, por Menotti, Hugo Tocalli, Alfio Basile, Javier Aguirre, Alejandro Sabella, Roberto Mancini, Manuel Pellegrini y Pep Guardiola.
Antes de que sintiera la falta de aire tras un salto en el partido con Alavés dejó su único gol en Barcelona y el último de su carrera, el del descuento en la derrota en el clásico con Real Madrid. En sus piernas y desfachatez todavía le quedaban algunos capítulos futbolísticos. El lamento tiene cabida, pero nunca podrá eclipsar tantos años del fútbol alegre de Kun Agüero.
Claudio Mauri
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