“Está salado el Río Suquía, pá”, decía un grandote hincha de Talleres en la fabulosa playa del puesto 4 de Copacabana de Río de Janeiro. Con el dedo índice de la mano derecha apuntaba al mar y con la mano izquierda mimaba una caja de vino tinto. Este cordobés estaba emocionado. Feliz. Sacado. Conmovido. Cantaba y lloraba por Talleres.

 

“No puedo creer que estamos acá, en Brasil. Gracias, Talleres, gracias a mi viejo que me hizo de Talleres”, y se le caían las lágrimas.

 

La escena es una de cientos que se dieron en el banderazo de apoyo a Talleres, que fue organizado por la filial de San Pablo.

 

Eran unos 300 hinchas que desplegaron banderas en la arena, pusieron parlantes con cuarteto y hasta se hicieron un asado. Son los que vinieron de Córdoba en avión, auto o colectivos. Estaba, dicho en cordobés, chochazos. Ya con estar en Río, están hechos. Pero, claro, tienen anhelos y sueño. Y el anhelo y el sueño es que Talleres haga historia ante Flamengo este martes a las 21.30 en el Maracaná, por la segunda fecha del Grupo H de la Copa Libertadores. La última postal del atardecer en Río fue la nube de arena de la hinchada gritando y saltando “el que no salta es de la B”.