Tania Kyshakevych: “Desde hace años he sido víctima de innumerables ataques”

En una extensa carta abierta que publicó en sus redes sociales, la concejal de Somos Deán Funes responsabilizó al ex intendente Raúl “Tito” Figueroa.

Política y Sociedad 27/04/2025

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Cerca de las 17 horas del domingo, la concejal del bloque Somos Deán Funes, Tania Kyshakevych, publicó una carta abierta en sus redes sociales, denunciando que desde hace años ha sido víctima de innumerables ataques y responsabilizó al ex intendente (actual legislador) Raúl “Tito” Figueroa de orquestarlos.
 
Se metieron en mi vida privada, me descalificaron como mujer y como madre”, dice el primer párrafo del extenso escrito.
 
Más adelante, continúa: “Durante años trabajaron para instalar una única idea: ‘la mala era Tania’”.
 
También mencionó que cada reclamo que encabeza, como el de la Cooperativa de Luz, es minimizado con mentiras. En ese tramo, también se refirió al costo de la energía eléctrica en la ciudad.
 
Cada reclamo que hago —como el de la Cooperativa— es respondido con mentiras: ‘Tania quiere quedarse con la Cooperativa’, dicen. Mientras tanto, nos siguen robando en las facturas y siguen usando nuestro dinero para sus beneficios personales, mientras a vos te cuesta llegar a fin de mes”, dice la publicación.
 
Entre otras expresiones, afirmó que, desde las sombras, Figueroa le pone trabas a la gestión de la intendenta Andrea Nievas. Cabe recordar que Nievas fue candidata por el espacio del Vecinalismo de Ischilín, partido político que lidera Tito Figueroa.
 
Y duele ver cómo también la intendenta, quien en su momento soñó con otra ciudad, es víctima de las trampas y del egoísmo del ex intendente, hoy legislador, quien desde las sombras pone trabas en su gestión para que fracase”, dijo Kyshakevych sobre ese tema.
 
Si bien toda la publicación comenzó a circular rápidamente por WhatsApp, este párrafo tuvo mucho eco en la ciudad y, sobre todo, en el mundillo de la política del norte de Córdoba. 
 
Acá toda la publicación
 
CARTA ABIERTA A LOS VECINOS DE DEÁN FUNES 🗣️
 
Hoy quiero invitar a cada uno de ustedes a reflexionar.
Desde hace años he sido víctima de innumerables ataques. Se dijeron barbaridades de mí que jamás respondí.
Desde el poder, Tito Figueroa, con maniobras perversas, usó medios periodísticos, perfiles falsos y hasta gente a la que pagaba con trabajo para que hablaran mal de mí en redes sociales.
Se metieron en mi vida privada, me descalificaron como mujer y como madre.
Me acusaron de delitos que jamás pudieron probar:
“regala terrenos que no son de ella”, “amenaza y echa a la gente”, “se queda con cheques de vida digna”, “entrega pensiones a personas sin discapacidad”.
Y podría seguir enumerando cientos de mentiras.
Todo fue inventado.
Cada acusación fue una película montada sobre una falsedad.
Durante años trabajaron para instalar una única idea: “la mala era Tania”.
Porque es más fácil fabricar una enemiga que explicar sus propias miserias.
Porque señalarme a mí era la manera de no hablar de ellos.
Porque mientras me acusaban, seguían haciendo lo que siempre hicieron: enriquecerse y callar a los que se animaban a cuestionarlos.
Cada vez que intentaba defenderme, instalaban nuevas mentiras que me obligaban a explicar lo inexplicable.
Y quienes me defendían, eran también hostigados.
Porque esa fue siempre su estrategia: suprimir, callar, intimidar.
Pero los que me conocen saben que nunca les tuve miedo.
Mi vida está sostenida por la coherencia, y por la fuerza enorme que un día José Manuel de la Sota implantó en mí, enseñándome que los cambios reales se hacen desde adentro.
Detesto la mentira.
Me enoja la injusticia.
Y me moviliza el amor.
Por eso nunca lograron ni lograrán quebrarme.
Celebraron la muerte de De la Sota pensando que sin él yo desaparecería.
Celebraron cuando perdí, pensando que estaba acabada.
Nunca entendieron que mi lucha es propia, y que donde esté, voy a dejar la vida por construir una sociedad mejor.
Dedico las horas de mi vida a una política transformadora, y eso implica un sacrificio inmenso:
quitarle a mis propios hijos muchas horas con su mamá.
Porque servir y construir un mundo más justo no es marketing ni comodidad:
es sacrificio, es renuncia, es trabajo incansable.
Mis valores como persona están forjados en la honestidad, la justicia y el compromiso social.
Mi forma de ser siempre estuvo atravesada por la sinceridad, y callar o mirar para otro lado nunca fue, ni será, una opción para mí.
Sí, he cometido errores. Seguramente más de los que uno a veces puede reconocer.
Pero siempre aprendí de ellos.
Y esos errores nunca nacieron del egoísmo, la vanidad o la avaricia.
Fueron, tal vez, fruto de la inexperiencia, o de creer profundamente que las cosas podían y debían cambiar.
A lo largo de estos años, frente a cada problema, frente a cada injusticia, mi número de teléfono estuvo disponible para quien lo necesitara.
No importaba si era de mi competencia o no: ahí estaba, intentando dar respuestas, intentando acompañar, intentando ayudar.
Sin embargo, desde el aparato de Tito Figueroa, buscaron minimizar esa vocación genuina de servicio llamándome “figureti”, intentando reducir mi compromiso social a una simple vanidad de protagonismo.
Criticaron mi manera directa y mediática de comunicar, cuando en realidad era la única herramienta que teníamos para romper el cerco informativo de los medios pagos y manipulados por el poder municipal.
Desde mis redes sociales levanté la voz, planteé las injusticias, dije lo que muchos vecinos me contaban desde sus miedos y silencios.
Nunca pudieron combatir mis acciones con acciones propias.
Por eso, eligieron intentar apagar mi voz antes que mostrar con hechos una gestión mejor.
Hoy, desde el Concejo Deliberante, tenemos un instrumento valioso para representar lo que muchos callan.
Ese es nuestro motor: impulsar el control que garantice que quienes gobiernan lo hagan como corresponde, como manda la ley —no como les conviene—.
Y proponer ideas revolucionarias, innovadoras y necesarias para contribuir a un Deán Funes mejor.
Sigo creyendo que se puede transformar esta realidad miserable que otros crearon.
Sé que su miedo más profundo es perder esa silla de poder que los hizo ricos e impunes a costa del sufrimiento de la ciudad.
Deán Funes está desbastada porque han alimentado la miseria humana, enseñándole a sus vecinos que la resignación y el silencio son el único camino.
Nos dividieron para seguir gobernando.
Nos acostumbraron a creer que “no se puede”.
¿Y saben qué?
Sí se puede.
Pero primero tenemos que atrevernos a mirarnos como comunidad, a preguntarnos si realmente merecemos seguir viviendo así.
¿No merece Deán Funes algo mejor?
Cada reclamo que hago —como el de la Cooperativa— es respondido con mentiras:
“Tania quiere quedarse con la Cooperativa”, dicen.
Mientras tanto, nos siguen robando en las facturas, siguen usando nuestro dinero para sus beneficios personales, mientras a vos te cuesta llegar a fin de mes.
¿Te preguntaste alguna vez cuánto pagás de luz?
¿Te preguntaste qué se esconde detrás de esas boletas impagables?
¿Te preguntaste por qué nunca pasa nada aunque todos sabemos lo que sucede?
Vivimos en una ciudad rica en fuerza humana, pero atrapada en la resignación.
Cada vez que alguien exige más, intentan callarlo tratándolo de criticón, de inconforme.
¿Desde cuándo pedir una vida digna es ser inconforme?
La muerte del Papa Francisco también nos dejó un mensaje:
¿Queremos ser mejores personas?
¿Queremos vivir en una sociedad con más justicia, más amor, más prosperidad?
Deán Funes lleva años en manos de unos pocos, siempre los mismos.
Siempre los mismos mirando a los vecinos desde arriba.
Hoy veo cómo el poder municipal y el de la Cooperativa oprime, presiona, comete abusos frente a nuestras narices.
Y duele ver cómo también la intendenta, quien en su momento soñó con otra ciudad, es víctima de las trampas y del egoísmo del ex intendente, hoy legislador, quien desde las sombras pone trabas en su gestión para que fracase.
Pero no entienden que si a la intendenta le va mal, no solo fracasa una gestión: fracasa Deán Funes entero.
Porque cuando se busca que a quien gobierna le vaya mal, en realidad, el daño recae sobre cada vecino, sobre cada familia, sobre cada oportunidad que perdemos de construir algo mejor.
Me duele, sí.
Me cansa, a veces.
Pero después llega un mensaje, una historia de injusticia más, y el corazón vuelve a latir fuerte.
Y me recuerdo: los malos no deben ganar.
Porque hasta los imperios más grandes del mundo cayeron.
Porque la justicia divina también llega.
Y llegará.
Por eso hoy les pido que pensemos, que reflexionemos, pero sobre todo que nos interpelemos:
¿Qué ciudad queremos dejar a nuestros hijos?
¿Qué ciudad merecemos ser?
¿Hasta cuándo vamos a permitir que nos roben la dignidad?
El cambio no vendrá de los que están cómodos.
El cambio vendrá de los que aún creemos que Deán Funes puede ser mucho más.
No bajemos los brazos.
No aceptemos la resignación.
No le entreguemos nuestro futuro a los mismos de siempre.
Deán Funes merece más. ❤️
Deán Funes merece despertar.

 

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