Un proyecto que impulsó la Juventud Radical de Ischilín para recordar a las víctimas que dejó el Covid-19 en la ciudad de Deán Funes, generó malestar en un sector ortodoxo del partido centenario. 

 

La iniciativa en sí no es el problema, sino el canal que el presidente de la JR, Gonzalo Muiños, utilizó para que el proyecto se convierta en Ley.

 

“Este chico que se afilió ayer al partido presentó un proyecto para recordar a las víctimas del coronavirus a través del concejal Monteoliva, me da la sensación que tiene la camiseta de Boca y el pantalón de River”, indicó a Mirá El Norte un radical de cuna apoya la moción de la sanción. 

 

Desde este espacio sostienen que el joven apadrinado por la diputada Soledad Carrizo, tendría que haber pedido la banca libre e impulsar el proyecto sensible desde ese lugar.

 

“Si la intención era homenajear a las víctimas y las familias desde el partido, es muy sencillo, tenés que pedir la banca libre”, agregó esté afiliado con la voz quebrada y la boca seca de la bronca que le producía el tema. 

 

La cuestión no quedó en una calentura interna y hasta se organizó un zoom virtual para pedir la cabeza o una sanción dura para el joven, según consignó este medio. 

 

“Tuvo que intervenir Eduardo Acosta y “La Sole” para bajar la espuma porque le querían comer el hígado”, confió otro referente del peso en la UCR. 

 

OTRO ASUNTO 

 

Detrás de esta sanción se esconde un asunto más serio que los referentes de paladar negro no estarían dispuestos a aprobar, y es la posible alianza que habría sellado Soledad Carrizo con el peronista Gabriel Monteoliva, aparentemente, con el propósito de conformar un frente opositor de cara a las elecciones 2023. 

 

“La sanción por el proyecto es una excusa, los viejos dirigentes no digieren una fórmula radical peronista para el 2023 (Monteoliva-Muiños) y van a intentar romperla a toda costa, salva que haya un lugar para ellos”, señaló un colaborador de la JR sobre este primer capítulo del culebrón que comienza en la UCR.