Herencia: qué pasa si un familiar se opone a la división de bienes y cómo se resuelve

La experiencia muestra que anticiparse al conflicto es la mejor estrategia

Sociedad 28/02/2025

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Cuando una persona fallece, el proceso sucesorio puede convertirse en un laberinto emocional y legal para quienes sean benefactores de la herencia. Más allá del duelo, la necesidad de negociar, interpretar voluntades y distribuir bienes exige un equilibrio entre lo afectivo y lo jurídico.
 
Aunque un testamento facilita el camino, su ausencia o la desavenencia entre familiares pueden prolongar tensiones, especialmente si algunos se resisten al reparto propuesto. El primer paso siempre será iniciar el proceso judicial correspondiente, pero incluso después de este trámite, los obstáculos pueden persistir."
 
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En dicho sentido es importante dialogar con el cliente a fin de interiorizarse sobre cual ha sido la postura habitual del heredero conflictivo, generalmente son personas con una personalidad fuerte y es muy difícil que razonen si no interviene un estudio en la negociación y muchas veces por supuestamente ahorrar, la cuestión se termina complicando más aún.
 
El estudio de los profesionales que opinan se enfoca en soluciones extrajudiciales o consensuadas que generan mayor rapidez con menor costo y conflicto.
 
"En situaciones ideales, donde todos los herederos están alineados, la inscripción de propiedades y la transferencia de fondos se realizan sin contratiempos. Sin embargo, es común que surjan bloqueos antes de la aceptación formal. Estos suelen originarse por el desacuerdo de uno o varios miembros, quienes cuestionan la distribución o exigen ajustes.
 
La pregunta clave aquí es: ¿es posible avanzar con el reparto si no hay consenso total? La respuesta no es simple, pero existe un marco legal que guía cada escenario.
 
¿Quiénes heredan sin testamento? Prioridades y exclusiones
 
La ley establece un orden claro para los herederos legitimarios: hijos, cónyuge y padres ocupan los primeros lugares. Los descendientes directos desplazan a los ascendientes si existen, mientras que los hermanos o sobrinos solo acceden si no hay legitimarios vivos. Por ejemplo, si alguien fallece dejando hijos y cónyuge, los padres quedan excluidos. Esta jerarquía busca proteger a los familiares más cercanos, aunque la ausencia de diálogo puede generar disputas incluso dentro de este orden.
 
La herencia, un laberinto legal
 
Las disputas suelen cristalizarse en cuatro situaciones típicas. Primero, cuando un heredero habita la propiedad parental y los demás insisten en venderla. Segundo, si alguien usa un bien familiar sin contribuir económicamente, acumulando deudas o negándose a abandonarlo. 
 
Tercero, la falta de liquidez para cubrir gastos notariales o impuestos, paralizando el proceso. Por último, las herencias con deudas, donde el temor a asumir obligaciones financieras lleva a los herederos a considerar la aceptación "a beneficio de inventario", protegiendo su patrimonio personal.
 
Estrategias para desbloquear una herencia en disputa
 
Frente al estancamiento, los herederos tienen herramientas legales. La partición "en especie", que adjudica bienes concretos en lugar de venderlos, suele ser la opción preferida por los jueces para evitar pérdidas económicas. No obstante, si un heredero recibe un bien de mayor valor, debe compensar a los demás con dinero.
 
Cuando las negociaciones fracasan, la intervención judicial se vuelve inevitable, aunque implica costos y demoras. El juez determinará el reparto según las porciones legales, priorizando soluciones prácticas sobre ideales.
 
La experiencia muestra que anticiparse al conflicto es la mejor estrategia. Consultar a profesionales permite diseñar estructuras sucesorias flexibles, adaptadas a las dinámicas familiares. Incluso en medio del dolor, buscar acuerdos extrajudiciales (mediación, compensaciones económicas o redistribución de bienes) ahorra tiempo y recursos emocionales.
 
En última instancia, las herencias no son solo un trámite patrimonial, sino un reflejo de relaciones humanas. La transparencia, el respeto por las normas y la voluntad de ceder suelen marcar la diferencia entre un proceso ágil y uno eternamente conflictivo. Mientras la ley ofrece un marco, son las personas quienes deben elegir entre el enfrentamiento o la colaboración. La elección, al final, determinará el legado real que deja el fallecido: uno de unidad o de fractura".

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