Detener la caída, el difícil desafío de Massa

La nueva posición del ahora superministro expone el fracaso político de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner.

Política 29/07/2022

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Que uno de los políticos argentinos con peor imagen y consideración ciudadana asuma al frente de un megaministerio económico que concentrará el grueso de las principales decisiones de gobierno habla de la profundidad que adquirió la crisis política, económica y social por la que atraviesa el país.
 
Se trata de un último recurso usado en el peor momento de una administración intervenida y que ya casi nada tiene que ver con aquella que diseñó Alberto Fernández al inicio de su gestión.
 
Sergio Massa, al fin, conquistó el lugar y el rol que pretendía desde hace tiempo en busca de una oportunidad política futura que, por sus propios medios, le era esquiva. La crisis lo hizo posible. Esa proyección, si la logra, dependerá exclusivamente de los resultados que obtenga. El tigrense va por ese gol sobre la hora, salvador, que podría permitirle al Frente de Todos transitar el final del mandato dentro de la cancha.
 
Massa llega al gabinete, pero no al Gobierno: es parte de él desde hace casi tres años. Sí debutará en el Ejecutivo, en medio de un escenario oscuro y con márgenes de acción acotados.
 
“Ventajita”, como lo bautizó años atrás Mauricio Macri para caracterizar su personalidad camaleónica y ultra pragmática, se quedó con el puesto de superministro que ningún otro integrante de gabinetes kirchneristas logró en las cuatro gestiones presidenciales de sello K.
 
 
Justo el hombre que más denostó al kirchnerismo, tras haber sido parte y luego enfrentarlo en las urnas, impidiendo entre otras cosas el proyecto reeleccionista de Cristina Kirchner en 2013, es ahora la última bala disponible en el cargador de la coalición gobernante.
 
La nueva posición de Massa no sólo representa el fracaso político de Alberto Fernández; también, y especialmente, de Cristina Kirchner, que por ahora no se pronunció sobre el último golpe de timón de la coalición que ella pergeñó en 2019, aunque se descuenta su apoyo.
 
Massa llega a esta posición impulsado por la presión de una mayoría de gobernadores peronistas cansados de las dilaciones del presidente y que ven en la profundización de la crisis la posibilidad concreta de ser arrastrados a derrotas electorales en 2023.
 
Para el Presidente, el arribo de Massa al Ejecutivo es un severo achique de su influencia en la toma de decisiones. La reconfiguración del esquema de poder en el trípode de conducción del Frente de Todos es total. Fernández no ha parado de perder poder desde los meses en los que capitaneaba con autoridad la primera etapa de la pandemia. Todo lo que vino después fue descenso y deslegitimación presidencial y personal.
 
Massa y el Gobierno tienen enfrente una tormenta casi perfecta. ¿Podrá el nuevo superministro recrear expectativas para, al menos, detener la caída?
 
Si todo sale más o menos bien, las principales variables económicas y sociales no seguirán desbocándose como hasta ahora. Apenas eso.
 

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