La firma del convenio que amplió el Ente de la Sal, celebrado el lunes 6 de mayo en Villa Quilino, fue un acontecimiento institucional que se registró muy pocas veces en el norte profundo.

 

La iniciativa persigue como eje principal preservar el medio ambiente. Un segundo eje intenta generar turismo a través de la cultura, la historia, la naturaleza y, sobre todo, la gastronomía. El tercero es activar la rueda de una economía turística emergente, que genere empleo genuino.

 

El trabajo más duro viene ahora, y es el consensuar el trabajo entre los intendentes, jefes comunales y el sector privado de toda la región.

 

Esa labor significa dedicar horas y kilómetros para realizar un relevamiento con el objetivo de determinar las necesidades de cada localidad, subsanarlas a través de gestiones y, a partir de allí, tejer una alianza turística que beneficie a toda la superficie que comprende el Ente de la Sal.

 

Mabel Godoy, la intendenta de Quilino y Villa Quilino, que junto a los municipios de San José de las Salinas y Lucio V. Mansilla y un grupo de empresarios impulsaron el plan, tiene la gran misión de emprender este desafío de recorrer los rincones del norte y noroeste provincial junto a los líderes locales. 

 

La actividad que quizás lleve varios años, dado que se trata de una proyecto a largo plazo, pero que con el tiempo representará un provecho ambiental y económico y, especialmente, una idea a imitar.